
Una lesión grave hace que se disparen potentes señales de alarma dentro del cerebro, pero esto no provoca necesariamente dolor. La intensidad de dolor que experimentas no está relacionada directamente con la cantidad de daño que ha sufrido el tejido.
Ejemplos de daño y dolor:
- Una pequeña lesión en el dedo índice provocará más dolor en un violinista profesional que en un bailarín profesional.
- Un estímulo doloroso lastimará más cuando te dicen que es caliente que si te dicen que es frío.
Muchos de los cambios en los tejidos son simplemente una consecuencia normal del hecho de estar vivo y no tienen por qué doler.
En el dolor lumbar, la investigación ha mostrado que la severidad del daño en el disco y en el sistema nervioso raramente se relaciona con la intensidad de dolor que el paciente percibe. Las personas mayores de 60 años tienen menos dolor de espalda que los que tienen menos de 60 años (el dolor no se relaciona necesariamente con la severidad de la degeneración de los tejidos)
No hay receptores de dolor, hay detectores de peligro, pero esta detección no es ni suficiente ni necesaria para producir dolor.
La cuestión es que el dolor depende de muchos factores y es el cerebro el que decide si algo duele o no el 100% de las veces, sin excepción.
“Entonces, ¿estás diciendo que todo el dolor está en mi cabeza?” Hay que ser honestos y decir: “sí, todo dolor es producido por el cerebro, ¡sin cerebro, no hay dolor! Esto no significa, ni por un segundo, que el dolor no sea real, sino todo lo contrario, todo dolor es real.
Las molestias no siempre tienen relación con el daño/lesión en la estructura, especialmente, cuando ese dolor lleva meses con nosotros. Hay que dejar claro, que no existe una única solución para todos los dolores.
El dolor, como las personas, es siempre diferente, pero de las muy diversas herramientas de tratamiento no farmacológico del dolor que se han propuesto, hay tres que han demostrado su efectividad de forma consistente:
Hay muchos mitos, malentendidos y miedos innecesarios en relación con el dolor.
La mayoría de la gente, incluso muchos profesionales de la salud, no tienen una concepción actualizada del dolor. Lo que es desalentador ya que, actualmente, sabemos que entender el dolor ayuda a afrontarlo con eficacia.
Existen dos aspectos importantes respecto a explicar el dolor: cualquier persona normal y corriente puede entender fácilmente la biología del dolor y, conocer su biología cambia radicalmente nuestra forma de entenderlo, reduce su significado amenazante y ayuda a su tratamiento. Esto es, educación, conocimiento y comprensión reducen la amenaza asociada al dolor.
Encuentra tu línea de salida. Una línea de salida es la cantidad de actividad que puedes hacer y que sabes que no desencadenará una reactivación del dolor o que el dolor será soportable.
Planifica tu progresión. El tiempo es una buena pauta, puedes aumentarlo progresivamente. No caigas en la tentación de romper el plan y pasarte.
No desencadenes una reactivación, pero no te pongas nervioso si lo haces. Es muy difícil evitar completamente las reactivaciones. Sé perseverante.
La terapia pasiva ha demostrado tener efectos en el dolor crónico a corto plazo, pero la única forma de producir cambios sostenibles a largo plazo es mediante el ejercicio físico. No sólo fortalecemos estructuras, sino que mejoramos nuestra conciencia corporal, ayudamos a revertir los cambios cerebrales producidos por el dolor y, además, actúa como analgésico natural.
Con todo esto, el equipo de Healthing espera que tengan una nueva visión sobre el dolor.
Si desean seguir aprendiendo sobre alguna de las estrategias mencionadas, no dudes en contactar a través de a atencionalpaciente@healthing.es o ven a visitarnos en Healthing Serrano que estaremos encantados de atenderte.