
Los remedios de la abuela los tenemos demasiado olvidados. ¿No es tiempo ya de volver a tenerlos en cuenta?
Los remedios de la abuela, sobre la mesa
Cuando pensamos en la abuela, nos viene a la cabeza esa persona añosa, sabia, tranquila y cariñosa con la que de niños pasábamos tiempo hablando, jugando, aprendiendo.
La abuela que con mirarnos de lejos comprendía como estábamos, si estábamos contentos, habíamos merendado bien o algo turbaba nuestra cabeza o cuerpo.
Nunca nos llevaba a la farmacia, porque tenía remedios para todo. Y solo cuando las circunstancias lo requerían, acudía al médico.
Siempre estaba disponible, siempre atenta, siempre dispuesta a dar su mejor versión.
Ahora, bueno, tenemos demasiada prisa, y nos hemos olvidado de los remedios de la abuela, aunque eficaces, por tomar atajos y solucionar nuestros males por el camino más corto.
Vamos a sacar del baúl de los recuerdos algún remedio de la abuela, para reforzar el sistema inmunitario.
No solo refuerza las defensas, sino que además, mejora la circulación, la digestión, la función de los órganos, la salud.
El baño vital
El baño vital es eficaz. Para practicarlo, no hace falta grandes instrumentos, tan solo tiempo, y convencimiento de que va a ser útil para nosotros.
Mejora el sistema inmune, la función intestinal, el proceso de la digestión, nuestro estado anímico, el sueño,… tan solo hace falta una cosa: hacerlo.
La clave: activar la circulación, llevar más oxígeno a los órganos, reavivar el sistema, desintoxicar.
¿Qué nos hace falta? Tan solo agua fría, a temperatura tan baja como nuestro cuerpo tolere, y una esponja o toalla ruda, para utilizarla para el masaje.
¿Cómo se practica?
El baño vital se debe practicar con el estómago vacío, y la temperatura del agua, cuanto más fría más eficaz, siempre que no sea agresivo para nosotros.
- El baño vital se puede realizar en un bidet, ya que el agua no debe mojar más que la zona pélvica.
- La duración: no menos de 5 minutos. Podemos llegar a 25 minutos. Se puede realizar 3 veces al día, siempre en ayunas.
- El movimiento: se coge la esponja y se va dando un masaje en sentido de las agujas del reloj, que es el mismo que el intestino, a lo largo de todo el abdomen. La esponja tiene que mojarse todo el tiempo, para llevar la temperatura donde nos interesa en la zona masajeada. Con suavidad, pero firmeza, es una forma muy eficaz de trabajar los órganos pélvicos, intestinales, y el estómago, llevando oxigeno que va a conseguir un mejor funcionamiento general.
- No debe extrañarnos si nos salen unos granitos en la zona abdominal, signo de que estamos en el proceso de desintoxicarnos.
¿Por qué recurrimos a éste consejo de la abuela?
Ahora estamos en casa, trabajando, pero disponemos de algo más de tranquilidad y tiempo.
Siempre abogamos por conocer nuestro cuerpo, escucharlo, y esta “receta” nos va a ayudar a comprobar que cuando mimamos nuestro organismo, cuando dedicamos un rato a cuidarnos, obtenemos resultados.
Además, éstos no tienen efectos secundarios. No perjudican de ninguna manera, el resultado es siempre bueno. Eso sí, no es inmediato.
¿Qué beneficios obtenemos?
- A nivel cardiovascular. Llevamos el oxígeno a los órganos. Potenciamos la transmisión de nutrientes a las células.
- A nivel sistema inmune. Al mejorar la función intestinal y digestiva general, potenciamos las defensas, que como sabemos se encuentran mayoritariamente en el intestino.
- Digestión, vamos a sentir que nuestras digestiones son más fáciles. De ésta manera, evitaremos los gases, la sensación de hinchazón.
- Antinflamatorio: una buena función orgánica colabora a la desinflamación, al correcto funcionamiento del cuerpo, siendo preventivo para problemas articulares, musculares, tendinosos.
Los remedios de la abuela no están obsoletos, sino todo lo contrario. La sabiduría adquirida con los años, las recetas heredadas de madres a hijas son hoy en día tan vigentes como siempre.
Solo hace falta recuperarlas, experimentar, no solucionar nuestros síntomas con medicación. Esta la usaremos siempre que sea necesario, siempre bajo prescripción médica.
El cuerpo responde a los cuidados. A la buena alimentación. Al ejercicio. Al descanso. También, al amor de esas recetas de la abuela que teníamos olvidadas en algún sitio escondido.