Salir de la zona de confort, eso es lo que nos recomiendan para avanzar en diferentes campos de nuestra vida… ¿es esto válido también con respecto a nuestra forma de entrenar?

Al cuerpo le gusta la rutina, y por eso nuestra tendencia general es a quedarnos cómodamente asentados en nuestra zona de confort. En muchos aspectos, es beneficioso; sabemos, por ejemplo, que el sueño, o las comidas, se ordenan mejor cuando respetamos unos horarios, pero también es buena idea plantearnos un mayor reto, desafiar nuestros límites rompiendo las costumbres.

De ésta manera, nos sorprende comprobar que podemos llegar más lejos, que nuestra capacidad tenía unos límites más elevados, que no habíamos llegado a descubrir nuestro potencial.

Por eso os animamos, siempre bajo la supervisión de vuestro entrenador personal, a abriros a más variación, a romper barreras  y atreverte a más.

Sal de la zona de confort

En nuestros entrenamientos nos fijamos metas, unos propósitos que nos ilusionen y nos hagan llegar con ilusión a cada sesión.

El cuerpo se modela, con la perseverancia y las sesiones invertidas los resultados van apareciendo. Pero podemos estancarnos. El cuerpo se acostumbra a los ejercicios rutinarios, y nos impide avanzar. Ha llegado el momento de sorprender a nuestra musculatura. Salir de la zona de confort.

No le tengas miedo al cambio

Cada grupo muscular tiene un amplio abanico de ejercicios. Cuando variamos, conseguimos implicar a nuestro cuerpo en diferentes retos.

La variación será positiva, va a conseguir que no nos estanquemos. Lo que es importante, es que cada ejercicio esté realizado de la manera correcta, para evitar lesiones y conseguir objetivos en plena seguridad.

Cambio en intensidad

No solo podemos cambiar las rutinas, sino también la intensidad, los periodos de descanso, el número de repeticiones.

Podemos ir en ascenso, o en descenso, pero nuestro organismo también tendrá que adaptarse a los cambios en la exigencia de la intensidad del ejercicio.

Exigiremos a los músculos aprovechar su máximo potencial, evitando que sean siempre las mismas fibras o las mismas zonas las que trabajen.

Por ejemplo, si trabajamos piernas y glúteos haciendo sentadillas, podemos variar de mil maneras la forma de realizarlas, cambiando el ritmo, la apertura de las piernas, incluyendo saltos, modificando el número de repeticiones, incluyendo peso o eliminándolo.

También se trabaja en carrera, cambiando la velocidad, pasar de hacer un sprint a caminar a un trote más lento… consulta siempre con un especialista; y si haces deporte no dejes pasar el hacerte una prueba de esfuerzo para estar más tranquilo con no abusar de tu capacidad.

No le tengas miedo a la variación, todo lo contrario, verás como la progresión será más satisfactoria.

Qué queremos conseguir

No queremos que el aburrimiento nos invada, y abandonemos nuestros entrenamientos por falta de motivación.

Más o menos a las cuatro semanas de repetir los mismos ejercicios, el cuerpo se acostumbra y se frena la progresión.

Deberíamos variar las sesiones tanto de tonificación como de cardio.

Pero sin volvernos locos; también hay que dejar un tiempo para que los músculos se acostumbren al trabajo que le estamos pidiendo, y no cambiar si no hemos llegado al objetivo.

Incorpora nuevos deportes

Además del entrenamiento en el gimnasio, atrévete a practicar algún deporte, súbete a la bici, únete a grupos de tenis o padel, anímate a nadar, o no le tengas miedo al trecking.

Los deportes al aire libre te van a proporcionar grandes satisfacciones, además de ser beneficiosas para el equilibrio emocional.

Es la recomendación del Centro Médico Healthin